Si mira la garganta de su hijo probablemente vea una masa rosada de forma ovalada de cada lado. Esas son las amígdalas. Las amígdalas son pequeñas en los bebés y aumentan de tamaño durante los primeros años de infancia. Producen anticuerpos durante los periodos en los que el cuerpo está combatiendo infecciones.
Al igual que las amigadlas, las adenoides son parte de la defensa de su hijo contra infecciones. Las adenoides se encuentran en la parte más superior de la garganta, por encima de la úvula y detrás de la nariz. Esta zona se llama nasofaringe. La adenoides solo pueden verse con espejos o instrumentos especiales que se introducen en la nariz o, en forma indirecta, a través de radiografías.
Una enfermedad común auspiciada con las amígdalas es la amigdalitis. Esto es una inflamación en las amígdalas que suele deberse a una infección. A veces, las amígdalas pueden aumentar de tamaño sin estar infectadas. No obstante, la mayor parte del tiempo hay una infección que las hizo estar más grandes de lo normal. Los signos de amigdalitis son varios e incluyen:
Amígdalas rojas e inflamadas
Capa blanca o amarilla que recubre las amígdalas
Voz gutural
Dolor de garganta
Molestia o dolor a tragar
Molestias o dolor al tragar
Ganglios linfáticos inflamados en el cuello
Fiebre
No siempre será fácil darse cuenta cuando su hijo tiene las adenoides agrandadas. Algunos niños nacen con adenoides mas grandes. Otros tal vez tengan agrandamiento temporal de las adenoides por resfríos u otras infecciones; esto es particularmente común entre los niños pequeños.
Además, la rinitis crónica (goteo constante de la nariz) es con mayor frecuencia la causa de estos síntomas, y se puede tratar con aerosoles nasales con corticoides. Pero la inflamación o el agrandamiento constante de las adenoides pueden causar otros problemas de salud, como infecciones de oídos y de senos paranasales. Algunos signos de agranda
Respiración por la boca en vez de por la nariz la mayor parte del tiempo
La nariz parece “tapada” cuando el niño habla.
Respiración ruidosa durante el día
Ronquidos por las noches
Tanto las amígdalas como las adenoides podrían estar agrandadas si su hijo tiene todos los síntomas antemencionados junto con alguno de los siguientes:
Se detiene la respiración durante periodos de tiempo breves en la noche, mientras ronca o respira ruidosamente; esta afección, llamada apnea del sueño, es poco común pero no insólita
Asfixia o respiración entrecortada durante el sueño
Dificultad para tragar, en especial alimentos solidos
Una voz gutural constante, incluso cuando no tiene amigdalitis
En casos graves, su hijo podría tener tales dificultades para respirar que interfieran con el intercambio normal de oxígeno y dióxidos de carbono en los pulmones. Es importante reconocer esto que ya podría interrumpir el patrón de sueño normal de su hijo. Si su hijo tiene graves dificultades para respirar, parece adormilado en horas de vigilia y carece de energía pese a los que debería saber sido un sueño de duración adecuada, consulte con el pediatra; cuando los problemas respiratorios sean graves, llame al 911.
Tratamiento
Si su hijo muestra signos y síntomas de amígdalas o adenoides agrandadas, y no parece mejorar en el transcurso de algunas semanas, dígaselo al pediatra.
Cirugía para extirpar amígdalas y adenoides (amigdalectomía y adenoidectomía).
En vista de los estudios actuales, hoy en día los médicos son mucho más conservadores respecto a recomendar estos procedimientos, pese a que algunos niños de todos modos necesitan que les extirpen las amígdalas o las adenoides.
Según las pautas de la American Academy of Pediatrics, su pediatra podría recomendar la cirugía en las siguientes circunstancias:
La inflación hace que se difícil respirar con normalidad (causando complicaciones como problemas de conducta, enuresis, apneas, problemas de rendimiento escolar, ETV)
Las amígdalas están tan inflamadas que su hijo tiene problemas para tragar
Las adenoides agradadas podrían causar molestias al respirar, alterar gravemente el habla y, posiblemente, afectar el crecimiento norma de la cara.
El niño tiene una cantidad excesiva de dolores fuertes cada año.
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