El niño debe poder sentir la necesidad de ir, comprender lo que sea que esa sensación significa y luego poder verbalizar que necesita ayuda para llegar al baño y usarlo efectivamente. Debe querer dar ese gran paso. Es importante mantener una actitud relajada y no presionarlo. Elogie sus éxitos y ni siquiera mencione sus errores en el proceso. Castigarlo o hacerlo sentir mal cuando tiene un “accidente” solo agregará más tensión que perjudicará el proceso.
El primer paso en la capacitación es conseguir una bacinilla y ponerla en la habitación o baño más cercano.
Durante las primeras semanas permítale sentarle en la bacinilla totalmente vestido mientras le habla acerca del inodoro, para que sirve y cuando debe usarse.
Cuando ya se siente por voluntad propia, permítale intentarlo sin pañal varias veces al día.
Cuando este cómodo con este patrón, intente cambiarle el pañal mientras este sentado y eche el contenido del pañal sucio en la bacinilla, para mostrarle el verdadero propósito.
Para fomentar esto, permítale jugar cerca de la bacinilla sin el pañal y recuérdele que debe usarla cuando lo necesite. Seguramente lo olvide al principio, pero no se desanime, en cambio, cuando tenga éxito recompénselo con emoción y elogios.
Cuando ya esté usando la bacinilla regularmente, pase poco a poco de los pañales a la ropa interior de entrenamiento durante el día.
Si el pis a la hora de la siesta o por la noche sigue siendo un problema constante un año después de haber completado el entrenamiento para ir al baño durante el día, hable el tema con su pediatra.
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