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Neumonía

Actualizado: 3 mar 2022

La palabra neumonía significa “infección del pulmón”. Mientras que dichas infecciones eran sumamente peligrosas en las generaciones pasadas, hoy en día la mayoría de los niños se recuperan de la neumonía si reciben la atención médica adecuada.


La mayoría de los casos de neumonía suceden luego de una infección viral de las vías respiratorias superiores. Normalmente los virus que causan estas infecciones (virus sincicial respiratorio ( VSR), metapneumovirus, gripe, parainfluenza, adenovirus) se propagan al pecho y allí producen neumonía. La neumonía también puede ser propagada por bacterias.


Algunas de estas se propagan de una persona a otra por la tos o por el contacto directo con la saliva o el moco de la persona infectada. Además, si una infección viral ha irritado lo suficiente las vías respiratorias o ha debilitado el sistema inmunitario del niño, las bacterias podrían comenzar a crecer en el pulmón, agregando una segunda infección a la original.


Los niños cuyas defensas inmunitarias o pulmones se debilitan por otras enfermedades, como fibrosis quística, asma o cáncer (así como también quimioterapia utilizada para tratar cáncer) tienen más probabilidades de desarrollar neumonía. Los niños que tengan vías respiratorias o pulmones anormales por cualquier otra causa también corren un mayor riesgo.


Debido a que la mayoría de las formas de neumonía están vinculadas a infecciones virales o bacterianas que son propagadas de una persona a otra, son más comunes en épocas lluviosas. La posibilidad de que el niño desarrolle neumonía no se ve afectada por qué tan abrigado esté o por la temperatura del aire

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Signos y síntomas


Al igual que muchas infecciones, la neumonía  a menudo produce fiebre, que a su vez, puede causar sudoración, escalofríos, piel ruborizada y malestar general. El niño también puede perder el apetito y parecer menos energético de lo habitual. Los bebes y los niños pequeños pueden parecer pálidos y flácidos, y llorar más de lo habitual.

Debido a que la neumonía puede causar dificultades respiratorias, tal vez también note estos otros si tomas más específicos:

  1. Tos

  2. Respiración rápida y agitada

  3. Retracción de la piel entre las costillas y el esternón, y alrededor de ellos

  4. Aleteo (ensanchamiento) nasal

  5. Dolor en el pecho, en especial cuando tose o respira profundo

  6. Sibilancias

  7. Color azulado en los labios o uñas, causado por la disminución del oxigeno en el torrente sanguíneo


Tratamiento


Cuando la neumonía es causada por un virus, suele no haber un tratamiento específico además de descansar y de las medidas habituales para controlar la fiebre. No se deben usar antitusivos que contengan codeína o dextrometorfano  porque toser ayuda a despejar las secreciones excesivas causadas por la infección. La neumonía viral suele mejorar luego de unos pocos días, aunque la tos puede perdurar varias semanas. Normalmente no se necesitan medicamentos.


Debido a que a menudo es difícil darse cuenta si la neumonía es causada por un virus o por bacterias, su pediatra puede recetar un antibiótico. Todos los antibióticos deben tomarse por todo el tratamiento recetado y en la dosis especifica recomendada. Tal vez le resulte tentador dejar de tomarlos anticipadamente, pero no debe hacer. Su hijo se sentirá mejor luego de unos pocos días, pero algunas bacterias pueden permanecer y la infección puede volverá menos que se termine el tratamiento indicado.


Su hijo deberá ser revisado por un pediatra tan pronto como sospeche que tiene neumonía. Verifique con el medico si su hijo evidencia alguno de los siguientes signos de advertencia de que la infección está empeorando o propagándose:

  1. Fiebre que dura más de unos días a pesar de usar antibióticos.

  2. Dificultadores respiratorias

  3. Evidencia de una infección en cualquier otra parte del cuerpo: articulaciones rojas e hinchadas, dolor de huesos, rigidez de cuello, vómitos u otros síntomas o signos nuevos.


Prevención


Su hijo puede ser acunado contra las infecciones neumocócicas, una casusa bacteriana de neumonía.  La American Academy of Pediatrics recomienda que todos los niños menores de dos años reciban esta vacuna (llamada antineumocócica conjugada o PCV13), se necesita dar una serie de dosis a los dos, cuatro, seis y doce a quince meses de edad, en el mismo momento en que los niños reciben otras vacunas infantiles.


También se recomienda otra vacuna (antineumocócica de polisacáridos o PPV23) para niños mayores (entre dos y cinco años de edad) que tienen un alto riesgo de presentar infecciones neumocócicas invasivas. Entre estos se incluyen niños con anemia de células falciformes, cardiopatías, insuficiencia renal, bazo dañado o infección por VIH, entre otras.

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