Debido al éxito de la vacuna contra la hepatitis A, esta infección es menos común en entornos de la guardaría de lo que solía ser. Si un niño que concurre a la guardería tuviera hepatitis A, que es una infección viral en el hígado, podría propagarla con facilidad a otros niños y cuidadoras.
En bebes y niños escolares, la mayoría de las infecciones son asintomáticas o causan síntomas leves o no específicos. Los niños de más edad que estén infectados tal vez solo tenga una fiebre leve, nauseas, vómitos, diarrea o ictericia (color amarillento en la piel). No obstante los adultos que contraigan esta enfermedad suelen experimentar estos síntomas con mucha más virulencia.
Un niño infectado con el virus de hepatitis A podría no presentar ningún síntoma o enfermarse de 2 a 6 semanas después de la transmisión del virus.
Debe comunicarse con su pediatra siempre que los vómitos o el dolor abdominal duren más de algunas horas, si la falta de apetito, las náuseas o el malestar se prolongan por más de algunos días o si el niño tiene ictericia, estos podrían ser indiciadores de hepatitis.
La hepatitis se puede controlar con inyecciones de gammaglobulina, pero antes de que alguien se dé cuenta de que existe el problema puede que se contagien varias personas a su alrededor.
La hepatitis A puede transmitirse directamente de una persona a otra o a través de alimentos o agua contaminados.
Para su prevención se recomienda administrar la vacuna a modo de rutina al año de edad, con una dosis de refuerzo de 6 a 12 meses después.
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